Descripción
Cuando dibuja, no se siente un impostor. Puede inventar un mundo entero, levantarlo, destruirlo, esconderse en él y seguir siendo él mismo sin que nada lo cuestione. Ahí dentro todo encaja. Todo tiene sentido.
Pero cuando lo miran, cuando alguien le sostiene la mirada como se observa algo que no termina de encajar, algo que da un poco de lástima y un poco de miedo, entonces sí. Ahí es cuando se rompe. No como artista. Como humano.
Como ese humano moderno que no sabe qué decir, que baja la vista, que repite frases aprendidas con la esperanza de no parecer raro, de no hacer ruido, de no molestar.
Mono, mono, mono.
Este dibujo es eso. No lo que ve él, sino lo que se ve cuando lo ven. Y lo que queda de él después de esas miradas.