Descripción
No sé cuándo empezó exactamente, pero en algún punto de la noche, lo que estaba viendo dejó de ser real. O dejó de ser mi realidad. Todo se volvió borroso, líquido, como dibujado sobre una servilleta mojada. Las figuras ya no eran humanas, o no del todo. Había alguien con cabeza de león, otros con máscaras permanentes, cuerpos deformes que caminaban como si nada. Algunos tenían ojos dobles, bocas en la frente, piernas que se bifurcaban. Pero todos parecían tranquilos. Estaban en sus cosas. Cargando bolsas, barriendo el suelo, discutiendo, cuidando a sus hijos con cara de fiera.
Y yo en medio, sintiéndome fuera de lugar incluso en un lugar que no existe.
Nadie me miraba. Nadie parecía verme. Y eso fue lo más raro. Porque en este sin sentido, ellos estaban bien.
El extraño era yo.