Descripción
En medio de todo, sin aviso, me empezó a sonar una melodía dentro de la cabeza. No venía de fuera. Nadie más parecía oírla. Era rara. Arrítmica. Desafinada. Como si la hubiera compuesto alguien que no entiende la música pero entiende el vértigo.
Y entonces todos se pusieron a bailar.
Sin mirarse, sin hablar, sin dudas. Hombres con cabeza de caballo, niños con máscaras, gatos con patas humanas. Todos seguían la misma coreografía, como si ya la hubieran ensayado cientos de veces. Y lo más extraño es que el baile era tradicional. Clásico.
Una melodía rota con un baile perfecto.
Yo no sabía si unirme o esconderme. Tenía miedo de romper el ritmo, de que me notaran fuera del compás.
Solo bailaban.
Y la melodía seguía.
Todavía la tengo en la cabeza.